René Spitz nació en Viena en el año 1887. El era Médico y psicoanalista. Desde esta perspectiva integradora que tenía el psicoanálisis dentro de la psicología genética, Spitz tuvo un gran interés en las primeras relaciones de objeto, los estadios, carencias afectivas y trastornos del lenguaje en relación con los niños que estaban internados en hospitales y que tenían una corta edad.
Los trabajos que realizó Spitz fueron hechos en base a observaciones directas, y estos recayeron en la relación que existía entre la mamá y su hijo durante los dos primeros años de vida.
Realizó nociones de lo que es el hospitalismo y la depresión anaclítica, y para esto hizo un reconocimiento de las consecuencias que existían para que se realice un desarrollo somático y físico, además de las carencias de afecto que se desprendían de estos periodos.
Para Spitz la depresión Anaclítica es un síndrome depresivo que sobreviene en el niño privado de su madre después de haber tenido con ella una relación normal durante los primeros meses de vida. Esta puede desaparecer cuando el niño se vuelve a encontrar con su madre.
El hospitalismo es otro término creado por Spitz para denominar la separación duradera de la madre y el niño, provocada por una estadía prolongada de este último en un medio hospitalario, y que entraña trastornos profundos, a veces irreversibles o de naturaleza psicótica.
Etapas del desarrollo afectivo de los niños con sus madres
Spitz creó un sistema de observación sobre el desarrollo directo en los niños con sus madres. En esta observación logró dar explicación del desarrollo en términos de relación objetal. Según Spitz la relación que existe entre madre e hijo es el catalizador para que la libido pueda ser fijada en las diferentes zonas erógenas existentes.
Estas etapas son:
– Pre-objetal (o – 3 meses): esta etapa comienza desde el nacimiento y termina cuando aparece el primer organizador que es la sonrisa. En este etapa el recién nacido no sabe distinguir una “cosa” de otra; no puede distinguir una cosa (externa) de su propio cuerpo y no experimenta algo separado de él. Un ejemplo claro de esto, es cuando el niño mama del pecho de su madre y percibe los alimentos y al mismo pecho como parte de sí mismo.
– Objeto precursor (3 – 7 meses): es el comienzo de la segunda etapa, y esta comienza con la sonrisa. El objeto precursor en este caso sería el roestro humano, por que se le llama precursor? porque el niño/a no tiene un reconocimiento de lo que es el rostro determinado de una persona, sino que se siente atraido por lo que son los contornos, figuras, partes que resaltan del rostro como es la boca, nariz, ojos, etcétera.
Es de esta forma en que la sonrisa se presenta como la primera manifestación activa, que es dirigida e intencional, y ahora pasa a tener un rol importante en lo que es su vida.
Para Spitz, el bebé tiene como reserva esa respuesta con una sonrisa exclusivamente para la mamá y personas conocidas, mas que nada para lo que serían objetos de amor para el/ella, y es raro que sonrían a personas desconocidas.
– Objeto real (8 – 12 meses): en esta etapa aparece el llanto ante extraños, lo cual es un indicador de que el bebé ya reconoce quien es la madre del resto de las personas. El bebé sabe bien que la mamá es quien cuida de el, quien le proporciona el alimento, lo ama y protege. Spitz plantea que cuando esta la madre comienza a surgir el miedo de perderla, por eso la angustia, la cual sería el segundo organizador. El bebé comienza a tomar conciencia de que esa persona que lo cuida y da protección (la mamá) se ausenta por algunos periodos, y esto hace que se sienta angustiado.
El bebé pasa (en este segundo organizador) a percibir y lograr un reconocimiento de objetos inanimados y no solo de las personas. En este periodo, el logro mas grande que se da es la comunicación. Para Spitz la transmisión directa de mensajes con el cuerpo se van convirtiendo poco a poco en palabras.
Junto con el habla finaliza la relación objetal (9 meses aproximadamente) y aparece un nuevo organizador que es el NO. El NO tiene un fin y es dar protección al bebé. Se trata de poner limites, para que cuando se verbaliza un NO el niño tenga la capacidad de obedecer, aunque obviamente es un proceso que en un inicio le va a costar. Logra aceptar el NO en el momento en que lo aprende por imitación.
En conclusión, el autor considera tres organizadores: Sonrisa (a partir del tercer mes) Angustia (a partir del octavo mes) y el No (en el habla) a partir del octavo o noveno mes.