La solidaridad es una actitud totalmente de entrega, la cual en estos tiempos que corren es sumamente necesaria. Todos necesitamos del otro en algún momento de nuestras vidas, en realidad más de lo que a veces imaginamos.
Existen muchas maneras de ser solidarios y que no requieren de grandes sumas de dinero o de todo nuestro tiempo, algunas son: uniéndonos a campañas de abrigo y alimentos para los que mas lo necesitan, cuidando enfermos, yendo a visitar a ancianos a casas de salud, colaborando con animales que están en situación de calle, colaborando con el medio ambiente, juntando residuos o uniéndonos a campañas de concientización, y podríamos estar horas enumerando formas de solidaridad.
Siempre dar algo o compartir algo hace que nos sintamos mejor, es como una forma que tenemos de darle gracias al mundo por poder hacer algo por otro. Ser solidarios no significa compartir una fortuna o donar todo lo que tenemos, porque ser solidarios no va de la mano con lo económico, como mencionamos más arriba existen muchas formas de colaborar con los demás y no son precisamente monetarias.
Crecemos emocionalmente como seres humanos cuando trabajamos con nuestra empatía, con las ganas de ayudar a otros, y el deseo de querer dejar un mundo mejor para las generaciones que vendrán.
Solidaridad es proveniente del latín “solidus”, lo cual significa algo sólido, que es fuerte y tiene estabilidad. Cuando somos solidarios estamos haciendo algo no solo por los demás sino por nosotros mismos, ya que crecemos como seres humanos y está comprobado que cuando damos algo de nosotros mismos nos sentimos maravillosamente.
Cuando nos brindamos al otro, sea de la forma que sea, a cambio recibimos riqueza espiritual, aprendemos, crecemos, y muchas veces hacemos grandes amigos, ¿Qué más se puede pedir?. También podemos agregar a esta lista que se mejora el autoestima, el compromiso, y la madurez de una persona cuando es solidaria.
Como mencionamos anteriormente, si no puedes ser solidario/a con los demás por falta de dinero esto no es excusa, ya que existen mil formas más de colaborar. El tiempo tampoco es una excusa, ya que algún momento del día se tiene libre, obviamente sin descuidar nuestra vida y actividades importantes que tenemos día a día, pero con solo 1 hora o mucho menos que dediquemos a ser solidarios ya estamos dando mucho de nosotros.
La edad tampoco es un problema, no hay edad para ser solidarios. Podemos comenzar a cultivar esta virtud con nuestros hijos desde muy pequeños, enseñándoles el valor de ayudar a los demás, las formas en que se puede hacer, y compartir esa experiencia junto con ellos.
Hay acciones que parecen demasiado simples, pero que en realidad tienen un efecto muy grande. Con solo tener una buena actitud, una sonrisa, ser amables, ya podemos cambiarle el día a una persona que lo necesita y sentirnos mucho mejor nosotros, a esto nos referimos con que no se necesita de dinero para ser solidarios o de mucho tiempo.
Lo más importante es recordar que el desarrollo comienza a partir de cada uno, por lo cual nosotros tenemos dentro de nuestro interior las herramientas para explotar nuestra solidaridad.